Medicamentos vencidos: el peligro silencioso en los hogares que amenaza la salud y el medio ambiente
Académica de la UCSC advierte sobre los riesgos de conservar o usar fármacos expirados y explica cómo manejar correctamente estos productos para proteger a las personas y al entorno.
Aunque muchas familias guardan medicamentos “por si acaso”, la presencia de fármacos vencidos en los hogares representa un riesgo mayor de lo que se suele pensar. La académica de la Facultad de Medicina de la Universidad Católica de la Santísima Concepción (UCSC), Legna Gell, explica que la fecha de vencimiento no es una mera referencia, sino un límite definido científicamente. “La fecha de expiración autorizada por el Instituto de Salud Pública (ISP) se basa en estudios de estabilidad; fuera de ese periodo, no existe garantía de seguridad ni efectividad”, sostiene. Esto significa que un medicamento expirado puede no solo perder su capacidad de tratar la enfermedad para la que fue indicado, sino también transformarse en una sustancia potencialmente dañina.
La académica de la UCSC detalla que con el paso del tiempo los principios activos se degradan, lo que reduce la eficacia, pero también puede generar compuestos tóxicos. “Los medicamentos degradados pierden eficacia terapéutica y pueden formar productos tóxicos, especialmente si han estado expuestos a humedad o temperaturas elevadas”, explica. Esta degradación puede alterar la biodisponibilidad del producto, es decir, la forma en que se absorbe en el organismo, volviendo impredecibles sus efectos y aumentando la posibilidad de reacciones adversas. En el caso de los antibióticos, el problema es crítico: “Un antimicrobiano vencido no alcanza las concentraciones necesarias para eliminar el patógeno, favoreciendo la resistencia antimicrobiana”, advierte la especialista, recordando que este fenómeno es considerado una de las principales amenazas globales de salud pública.
El manejo descuidado de los medicamentos también genera riesgos dentro del hogar. Muchos botiquines, especialmente en familias con niños o adultos mayores, suelen estar desordenados o ser de fácil acceso. Para la académica, esto representa un peligro evidente: “Los botiquines desordenados incrementan el riesgo de intoxicaciones accidentales, especialmente en niños, adultos mayores y mascotas”. La automedicación también es un problema frecuente cuando hay fármacos disponibles sin supervisión. “La disponibilidad de medicamentos sin control facilita la automedicación inapropiada, lo que puede exacerbar enfermedades preexistentes o provocar reacciones adversas”, señala.
Además del impacto en la salud humana, la eliminación incorrecta de medicamentos vencidos genera una amenaza ambiental poco conocida. Arrojar fármacos a la basura o al alcantarillado expone los ecosistemas a sustancias químicas capaces de contaminar ríos, suelos y aguas residuales. “El desecho inadecuado contamina suelos, ríos y aguas residuales con principios activos farmacológicos, afectando la fauna, la flora y, en algunos casos, llegando al agua potable en concentraciones trazas”, explica. Por ello, Gell insiste en la importancia de recurrir a puntos de acopio seguros. “La comunidad puede desechar medicamentos de forma responsable en hospitales comunitarios, Cesfam y farmacias adheridas al programa #AcciónPlaneta de Cruz Verde o también iniciativas como “Punto Desecha Seguro” en Farmacias del Dr. Simi”.
En cuanto al orden y revisión del botiquín, la especialista recomienda realizar evaluaciones periódicas y prestar especial atención al aspecto de los productos. “Los jarabes y colirios no deben utilizarse si han sido abiertos hace más de treinta días”, recuerda. Del mismo modo, sugiere adquirir solo lo necesario para evitar acumulaciones innecesarias, y nunca comprar medicamentos en el comercio informal, ya que existe un alto riesgo de falsificaciones o productos en mal estado. “Se debe evitar la compra en el comercio informal, ya que existe un alto riesgo de adquirir productos falsificados o mal conservados”, enfatiza.
Finalmente, Gell destaca la importancia de promover una cultura de educación y responsabilidad sanitaria dentro de las familias y comunidades. “Educar a niños, adolescentes y adultos mayores en el uso responsable de medicamentos es fundamental para prevenir riesgos sanitarios y ambientales”, afirma. Para la especialista, revisar el botiquín, desechar correctamente los medicamentos vencidos y evitar la automedicación no solo son prácticas simples, sino acciones esenciales para proteger la salud y el entorno.