Día mundial del OVNI: ¿por qué se celebra hoy?

Cada año, el 2 de julio, la fascinación por lo inexplicable se renueva con debates, encuentros y vigilias que exploran el impacto cultural y científico de los avistamientos aéreos no identificados.

Los ojos del mundo se elevan cada 2 de julio en busca de respuestas entre las nubes. La fecha recuerda el incidente ocurrido en Roswell, Nuevo México, en 1947, donde se reportó la caída de un objeto volador no identificado.

Aquella versión oficial —luego desmentida y reconfigurada por décadas— desató un fenómeno social, cultural y científico que persiste hasta hoy.

El Día Mundial del OVNI se celebra desde el año 2001 como una jornada para cuestionar lo establecido, rendir homenaje al misterio y abrir espacio a la posibilidad de que no estemos solos en el universo.

En la madrugada del 2 de julio de 1947, un estallido en el cielo fue escuchado cerca de un rancho en las afueras de Roswell, Nuevo México. Días después, el Ejército de los Estados Unidos publicó un comunicado donde afirmaba haber recuperado los restos de un “platillo volador”. Horas más tarde, esa declaración sería rectificada: el objeto, dijeron, era un globo meteorológico.

La confusión, lejos de disipar las dudas, sembró las bases de una de las teorías más persistentes del siglo XX. El llamado “incidente de Roswell” se convirtió en símbolo de encubrimiento gubernamental y fue la chispa que encendió el interés global por los objetos voladores no identificados.

Desde entonces, miles de personas han sostenido que el evento fue la primera evidencia pública de contacto extraterrestre, y que la verdad fue ocultada sistemáticamente por las autoridades.

Con el paso del tiempo, el caso ha sido alimentado por testimonios contradictorios, informes desclasificados y una cultura popular ávida de misterios sin resolver. Roswell ya no es solo un lugar: es una palabra cargada de sospechas, preguntas y esperanzas.

El Día Mundial del OVNI comenzó a celebrarse oficialmente en 2001, impulsado por organizaciones de investigación ufológica que buscaban legitimar el interés por el fenómeno y exigir mayor transparencia por parte de los gobiernos. La fecha elegida no fue casual: coincidía con el aniversario del evento en Nuevo México y aspiraba a mantener viva la memoria de aquel episodio.

La jornada es observada en diversos países a través de encuentros, charlas, exposiciones, documentales, y hasta vigilias nocturnas donde se anima a los participantes a observar el cielo con detenimiento. No se trata solo de buscar naves o luces extrañas, sino de cultivar una actitud crítica frente al conocimiento científico establecido y explorar otras formas de entender la realidad.

Además, el 2 de julio también funciona como un espacio simbólico para debatir sobre la existencia de inteligencia extraterrestre, los límites del conocimiento humano, y la influencia de la tecnología en la percepción del cosmos.

No faltan quienes mezclan creencias espirituales con hipótesis científicas, ni tampoco los escépticos que cuestionan todo el aparato simbólico construido en torno a los ovnis.

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